De izquierda a derecha: Marcos Zerbini, Cleuza Ramos y P. Aldo Trento |
Sucedió en el aeropuerto de La Malpensa (Milan). Era el 1 de septiembre de 2010. Un grupo de amigos de una ciudad cercana nos estaba esperando, deseosos de encontrar a Marcos y Cleuza Zerbini que habían participado conmigo en la cita anual del Movimiento de Comunión y Liberación (CL) en la Thuile (Val de Aosta). Un acontecimiento que reúne cada año alrededor de Julián Carrón (sucesor de Don Giussani en la guía del movimiento de CL), a los responsables de esta experiencia, de esta novedad en el vivir la fe y que provienen de más de setenta países del mundo.
Esos amigos desde hacía tiempo estaban esperando este momento, este encuentro, para escuchar de boca de Marcos y Cleuza lo que significa vivir la relación personal con Cristo en la vida cotidiana. Personas hambrientas y sedientas de sentir concretamente de los Zerbini, si hoy es posible creer, como bien dice Dostoievski, en la divinidad de Jesucristo. Habían escuchado ya muchas veces hablar de ellos, del milagro que el Espíritu Santo está obrando, no sólo en Brasil, sino en todo el continente Latinoamericano, usando sus personas y aquella amistad que el encuentro con Julián Carrón engendró a su alrededor en este último año.
Una amistad muy sencilla que ve reunidos con ellos al P. Aldo, Bracco (responsable en Brasil de CL), Julián de la Morena (responsable de CL en Latinoamérica), y unas personas más, como el Profesor Doctor Alexandre, el médico que Dios usó para encontrar a estos líderes del movimiento de los “Sin Tierra”, la asociación más grande del Brasil que reúne a miles de personas que no tienen ni siquiera un metro cuadrado de tierra para construir una piecita donde dormir.
Finalmente esos amigos pudieron encontrar a Marcos y Cleuza cara a cara, aprovechando del tiempo que nos separaba del nuevo embarque. Rumbo a Sao Paulo. Nos encontrábamos en la Sala Respighi del aeropuerto. Las caras de los amigos estaban visiblemente conmovidas, como eran las caras de los apóstoles cuando vivían con Jesús y lo escuchaban hablar. La pregunta que salía de la boca de todos era muy sencilla: ¿qué significa para ustedes ser cristianos vivir y testimoniar la fe en Cristo Jesús?
Cleuza y Marcos por casi una hora llenaron la sala de espera del aeropuerto con el testimonio, con la pasión que vibran sus corazones, desde cuando, hace unos años, escucharon a Carrón afirmar – precisamente en La Thuile – las palabras de Jesús: “hasta el pelo de vuestra cabeza está contado”. Aquel momento fue para los Zerbini lo que para Juan y Andrés había sido el encuentro con Cristo hace dos mil años.
“Ya acabada aquella asamblea, recuerda Cleuza, dije a Marcos: podemos irnos ahora, podemos volver al Brasil. Finalmente hemos encontrado la respuesta al drama de 30 años de lucha, de sufrimientos a la cabeza del movimiento “Sin Tierra”. Habíamos llegado a La Thuile cansados de tanto trabajo, de tantas luchas, de tantos fracasos.
Habíamos estado luchando siempre tanto por los demás, enfrentando cualquier dificultad y arriesgando la vida, que llegó el momento en que no aguantábamos más. Ya no entendíamos que utilidad tenía para ambos seguir luchando. Estábamos pasando una profunda crisis.
Sin embargo, cuando Carrón nos recordó que hasta el pelo de nuestra cabeza es contado, entró potentemente en nuestra vida una luz que en un instante cambió nuestra mirada. Ha sido como para Zaqueo, para la samaritana, para la adúltera, para Mateo… y para San Francisco, del cual estamos profundamente enamorados.
Finalmente habíamos percibido que el cristianismo no era luchar por Cristo. No era una impresión de la cual partir para la lucha por los pobres, sino un Hecho, un hombre que nos hablaba, una Presencia que conocía hasta el número de cabellos de nuestra cabeza. Finalmente el centro de la batalla se trasladaba de la lucha por los demás a la relación personal con Cristo. La perspectiva de la vida cambió radicalmente. No eran ya los demás el punto de partida de nuestro trabajo sino el propio Yo con todas sus exigencias de belleza, de amor, de justicia, de verdad…
Un cambio de 180º. Imagínense que significa finalmente mirarse al espejo con ironía, con cariño y ya no más como antes, cargados de preocupación desde el primer momento del día. De verdad, otra vida comenzaba para nosotros. Y no sólo para nosotros sino para todos los miles de personas de nuestra asociación, que quedaron sorprendidos al vernos, una vez que regresamos a Brasil, con una cara brillante de luz, la luz de la esperanza.
Grande fue la alegría cuando en un día lleno de lluvia, en febrero del 2008, nos entregamos nosotros mismos y todo el movimiento a Carrón, porque lo único que deseábamos era y es que el carisma de Don Giussani se volviera la experiencia humana, no sólo de nosotros sino de las más de cien mil personas que nos siguen. La conmoción de aquel lluvioso día de febrero fue tanta, que ni el diluvio de agua que caía sobre nuestros cuerpos, impidió gozar de aquella belleza, de aquella novedad destinada a cambiar la vida de todos.
Pasaron ya dos años desde aquel acontecimiento y día tras día se hace más evidente el cambio, el entusiasmo de todos. Cristo es ahora una Presencia familiar y no más aquella utopía que tanta ilusión y decepción nos había regalado. La esperanza de un cambio ahora se había vuelto un cambio concreto, aquel cambio que se llama Cristo, esta novedad que entrando en la vida le da un nuevo horizonte y una nueva decisión que permite vivir con la certeza que todo tiene un destino bueno y que todo es por el movimiento del “Yo”.”
“¡Qué bello, qué cosa tan grande, qué conmoción!”, afirmaba Gabriela, una joven madre de cinco hijos, quien vive cerca de Varese. Sus ojos estaban húmedos por la conmoción al escuchar el milagro acontecido en la vida de este matrimonio. “Nos hemos enterado que Marcos se ha vuelto a postular como diputado por el Estado de Sao Paulo en las próximas elecciones generales del Brasil, que serán el 3 de octubre. También hemos escuchado que la Jefe de la campaña es Cleuza. Nos desconcierta este dinamismo y por eso quisiéramos saber qué significa para ustedes este difícil compromiso adquirido con sus amigos”, preguntó Gabriela a nombre de sus amigos de Varese.
Marcos toma la palabra y con los ojos brillantes – esta provocación le encanta – responde: “Para nosotros la política es un instrumento que nos permite anunciar a Cristo y defender los intereses humanos de la muchedumbre que nos sigue. El fin de la campaña electoral es anunciar a Cristo. ¿De qué serviría para nosotros que hemos visto por treinta años todos los fracasos de la política, de los políticos, del trabajo político, sino fuera para anunciar a Cristo? El pueblo está harto de las mentiras, de las propuestas utópicas, de las promesas incumplidas. Tiene hambre y sed de encontrar a alguien que le comunique el sentido de la vida. Cada persona que encontramos cada día y no sólo los miles y miles durante la campaña electoral, tiene el mismo corazón que nosotros, tiene el mismo deseo que nos empuja a decir “SI” a Comunión y Liberación. Por eso el anuncio de Cristo, la propuesta del carisma de Don Giussani es el corazón de la campaña electoral.
Nosotros no partimos de Cristo, no nos inspiramos en los valores evangélicos en esta batalla, sino que, como los apóstoles, proponemos el Acontecimiento cristiano porque sólo esto necesita el pueblo. Es impensable cualquier hipótesis de cambio prescindiendo de esta postura, de este Acontecimiento, de este carisma que cambio nuestra vida. No podemos dejar de proponer lo que nos devolvió el gusto de vivir a cuantos encontramos en nuestro camino.
Muchos nos preguntan que pasará si perdemos las elecciones. Una preocupación buena, sin embargo, para nosotros es otra la preocupación: no perder la fe, no reducir el carisma encontrado a un resultado. Quizás podamos perder políticamente pero nunca perderemos la experiencia cristiana que vivimos. Elecciones volverán a haber y nos volveremos a presentar si la realidad lo exige, pero la fe, la fe y el reconocimiento de Cristo es ahora, porque es ahora que la vida necesita de su Presencia, es ahora que nuestro pueblo necesita tocarlo, verlo, verificar los milagros que este reconocimiento genera.
Por este motivo nunca, dentro de los grandes compromisos políticos de estos meses, hemos descuidado a los amigos, los gestos de la comunidad, todo lo que el movimiento nos propone. Nunca tuvimos, por ejemplo, el problema: Escuela de Comunidad o un comicio electoral. No sólo esto, sino que en plena campaña electoral hemos venido a La Thuile para estar con Carrón y los amigos, porque es necesario para nosotros el renovar en cada momento la conciencia que tenemos de Cristo, mucho más que todo el resto.
La política, el ser diputado tiene sentido sólo por este motivo. En la política Marcos Zerbini es la punta del iceberg de un pueblo, de miles y miles de amigos que miran donde yo miro, que desean lo que yo deseo. Mis amigos no son políticos, no tengo un comité, una secretaría política, tengo un pueblo, tengo una cabeza de la campaña electoral, Cleuza. Tengo un montón de amigos que en las primeras semanas de la campaña han repartido gratuitamente (la gratuidad es el signo de la verdad de un compromiso) dos millones de panfletos. Panfletos humildes, hechos con papel reciclado, en los cuales sintéticamente describo el origen y la razón de mi empeño político. El lema es “Eu faço parte de una historia”. Y por eso la primera página del panfleto muestra las fotos de mis amigos paraguayos, italianos y brasileros. La gente conoce la verdad de lo que proponemos y por eso mientras unos colegas gastan millares de reales en su campaña nosotros con trescientos mil reales abarcamos todo”.
Los amigos que escuchan, está vez están conmovidos al oir un hombre de esta estatura humana que ya casi no existen en el mundo italiano y europeo donde dominan los enanos, los politiqueros, como pude constatar leyendo los diarios italianos.
Falta poco para la salida de avión para Sao Paulo y tenemos que despedirnos. Pero uno del grupo tiene una pregunta y quiere que Marcos le responda aunque sea con dos palabras: “Marcos, explícame que quieres decir que el fin y el contenido de tu campaña política es el anuncio de Cristo. ¿Significa que haces como los evangélicos, las sectas evangélicas, que van con su Biblia o folletos de casa en casa para cazar prosélitos?”.
Marcos sonríe y contesta con un ejemplo: “Si estas enamorado, profundamente enamorado de tu mujer, ¿acaso todo lo que haces, vives, tus ojos, tu rostro, tu persona, no expresa en cada detalle lo que llevas en el corazón, aunque estés las veinticuatro horas delante de una computadora? Cristo entrando en mi vida ha engendrado una nueva autoconciencia de mí y esto es inevitable para que se manifieste en todo lo que soy y hago. También es verdad, como afirma mi esposa, que no podemos pasar un día sin hablar (justamente hablar con la boca) de Cristo por lo menos a diez personas nuevas.
Y las personas que encontramos se dan cuenta que nuestro modo de decir “Cristo” no tiene nada que ver con el modo de decir de las sectas, porque para nosotros Cristo es una experiencia humana, es la vida a 360º, es la razón en toda su plenitud, es la libertad que valora todo lo que de humano existe, una libertad respetuosa de todo y de todos, preocupada por el destino, por la felicidad del otro, sea este quien sea.
Un ejemplo de lo que digo es que en la asociación el 30% son evangélicos y son los primeros en conmoverse por la propuesta humana que ofrecemos a todos. A nosotros no nos interesa el proselitismo que ni siquiera aguantamos, sino comunicar una vida, la vida nueva que hemos encontrado, esta plenitud humana que vivimos. Lo que proponemos a todos es un desafío a la libertad de cuantos encontramos, que comprendan lo que vivimos con el propio corazón y puedan verificar la verdad o no de nuestro modo de vivir. Por eso, hasta los evangélicos quedan fascinados y nos siguen”.
El dialogo acaba y en pocos minutos estamos los tres en el avión. Unos comentarios conmovidos, la cena, un “Gloria al Padre” por el amigo y sacerdote Julián Carrón… y la tentativa de dormir. Cosa nada fácil para mí después de la conmoción vivida en estos días. Marcos y Cleuza se durmieron casi enseguida mientras para mí fue necesario el clásico somnífero. En el itinerario mire a los dos dormir mano en la mano. Una vez más me cruzó por la mente lo que siempre repite Cleuza: “para mí, Marcos es el manto de Cristo, y yo lo soy para él”. Esta vez lo he visto una vez más, despierto mientras ellos dormían a mi lado.
También en este gesto humano es evidente la misma experiencia que los mueve en la campaña política. El 3 de octubre, cualquiera sea el resultado nos encontraremos para brindar porque Cristo ha resucitado y está vivo en esta gran amistad en la cual el Tú de Cristo domina soberano. El “Gloria al Padre” por Carrón recitado unos minutos antes de que el avión saliera de la pista era para agradecer a aquel hombre a través del cual tenemos la conciencia que nos acompaña, "Yo soy Tú que me haces", sigue en cada instante despierta en nosotros.
P. Aldo
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